lunes, 1 de noviembre de 2010

CÍNGULO DEL VALLE, CORONACIÓN DE ESPINAS.

La Archicofradía del Valle ha restaurado la Clámide bordada de su titular, el Cristo de la Coronación de Espinas, que mañana se presenta en su sede canónica, el templo de la Anunciación.

Comenzará este acto a partir de las ocho y media de la noche y será acompañada esta presentación de proyecciones sobre el estado previo a la restauración y el desarrollo de la misma.

  Tras un detallado estudio inicial, han concluido los trabajos de restauración de una singular obra, probablemente bordada en 1805 por Antonia Bazo, entonces camarera del Cristo de la Coronación de Espinas, titular de la Archicofradía del Valle. La antigua clámide cubría los hombros de Jesús en el momento de la coronación, cuyos bordados en oro fino con motivos florales y de granadas, aludiendo a la redención, son quizá únicos en la iconografía de la Semana Santa de Sevilla, enriquecidos por chapetas, lentejuelas y espejuelos (el paso donde procesiona esta imagen de Agustín de Perea de 1687 es conocido como “de los espejitos”).

El nuevo terciopelo de seda, procedente del exclusivo y prestigioso taller de brocados y tejidos “Tassinari” en París, donde se confeccionan piezas únicas en los mismos telares del siglo XVIII burdeos, consta de piezas tejidas que conforman una línea en todo el perímetro y por otro lado, de bordados en forma tallos y hojas, que constituyen la parte más importante y están realizados con canutillos, lentejuelas y pasadas de brizcaos directas sobre el terciopelo. El perímetro de la clámide, denominada entonces “muceta”, se encontraba inicialmente tachonado con una lentejuela de formato original que se ha recuperado y el conjunto resultante es una pieza de singular concepción de espacios, entre el barroco y el neoclasicismo,  uno de los escasos ejemplos de tejidos bordados de esta época en Sevilla.           
  
         En los talleres de bordados “Fernández y Enríquez” de Brenes se inició,  el pasado mes de mayo, la restauración de los bordados y dado el estado del terciopelo, se planteó el transplante a un nuevo soporte, conservando la práctica totalidad de los tallos y reutilizando lentejuelas y espejuelos originales. La clámide conserva su forma y trazado original, así como la tonalidad del nuevo terciopelo de seda.

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